Por el Norte de España, redescubriendo...


Comencé la semana por Cantabria disfrutando con dos grandes amigas de toda la vida. Disfrutamos de San Vicente de la Barquera y Comillas. Recorrimos la maravilla de Tina Menor, uno de los rincones más espectaculares que conozco, no me canso de ir una y otra vez,...Luego las propuse ir a pasear por los acantilados de Cóbreces y Toñanes, otra maravilla...Todo me recuerda a mi niñez, a mi pasado, son parte importante de mí, me inspiran ternura y corazón. Os doy las gracias amigas por tanto cariño recibido en estos días, seguro que repetiremos juntas!




Continúo mi ruta yo sola por Cantabria y Asturias durante 3 días más, a mi aire y entregada a lo que me vaya trayendo cada día teniendo tres destinos muy claros que ya iré desvelando...Me despido de la maravilla de las playas de Gerra y de Oyambre, también de los acantilados de Trasvía con sus prados y vacas tostadas que caen casi hasta el mar, algo precioso de contemplar una y otra vez! 

Decido hacer una pequeña parada para caminar por el bosque de sequoias justo antes de Cabezón de la Sal, respirando aire puro y olor a eucalipto que me sabe a gloria bendita! Luego me detengo en Cabezón pueblo para tomar algo caliente porque hace fresco, un pueblo que me recuerda mucho a mis tíos. Ya atardeciendo, decido adentrarme en el Valle de Cabuérniga rumbo a San Sebastián de Garabandal, mi primer destino, la carretera y el valle son una pasada!


   




Llego a la hora perfecta a la aldeuca cántabra de Garabandal donde me recojo pronto con intención de levantarme temprano para disfrutar del lugar...Al día siguiente, tengo la suerte de poder sentarme en la iglesia, rápidamente me rodean peregrinos americanos, belgas, españoles,...Una mezcla super agradable que no me esperaba en un sitio tan diminuto como éste. Todos juntos pudimos asistir a una misa sencilla y diferente, en español e inglés y con cinco sacerdotes de diferentes sitios. Cuando terminó rompí a llorar de emoción, no sabía bien por qué...Subí al camino de Los Pinos donde la Virgen se apareció a las niñas sobre 1960. Sentí Mamá que estabas allí junto a Nuestra Sra de Garabandal, descubrí por primera vez la presencia de la Virgen de una forma distinta y me sobrecogió el corazón, no imaginé que esto me podía pasar...Estoy empezando a descubrir más a nuestra Madre, gracias por el encuentro y el momento!


                  




A mediodía decido salir rumbo a Potes atravesando el Valle de Nansa para saltar al Valle de Liébana. Descubrí el precioso pueblo de Carmona con sus  artesanos. Hice varias paradas para contemplar la inmensidad de las montañas, el verde de los prados, los ríos llenos de agua, las vacas y los caballos pastando por todas partes...Desde allí alcé la voz varias veces para dar las gracias por poder disfrutar de tanta belleza y darme la fuerza y la alegría necesaria para poder hacer esta aventura yo sola y a la vez acompañada. 

Este plan es el comienzo de un reto personal para seguir aprendiendo a disfrutar de la vida por mí misma y cerrar lo que me duele del pasado, aún queda algún pequeño cabo que soltar,...Solo pido seguir sintiéndome acompañada y dándome el impulso que necesito para dar el salto final, sé que aquí estáis. 

 




Pasado Potes, en la aldea cántabra de Camaleño, es donde me alojo en un lugar llamado El Caserío, una casona maravillosa rodeada de montaña y de verde donde solo escucho silencio, los cencerros de las vacas y la alegría de los pájaros...Una delicia! Por la tarde, decido irme a recorrer el pueblo de Potes, sus calles, sus puentes románicos y la ribera del río, rodeado de montañas enormes, un lugar precioso! Ya preparándome para llegar a Santo Toribio de Liébana, mi segundo destino.


 

 

Llegó la mañana siguiente para subir a Santo Toribio!
Tuve la suerte de llegar allí sin apenas gente, pude recorrer el claustro y celebrar la misa con solo 10 peregrinos y dos sacerdotes franciscanos. Fue en la capilla delante de la cruz que Santo Toribio trajo directamente del Monte de los Olivos y que pudimos tocar con nuestras propias manos y ver de cerca. Agradezco mucho la experiencia y el momento inolvidable que pude vivir!

 


Culminadas mis dos primeras etapas de viaje, voy rumbo hacia mi tercer y último destino: Ribadesella y Covadonga. La salida desde Santo Toribio hacia Potes, entre el desfiladero y las montañas, es una verdadera maravilla. Descubro el Monasterio de Santa María Lebeña, pequeño pero encantador. 

  



Continúo hacia La Hermida y ya llego a la costa por Unquera, ya desde la autovía me desvío hacia la carretera general entrando ya en Asturias a la altura de Llanes. Paro en Los Bufones de Pría, otra maravilla de la naturaleza, son agujeros producidos en la roca de los acantilados por donde sube el agua del mar disparada rugiendo sin parar,...Merece mucho la pena. Y ya llego a Ribadesella, donde el olor al río Sella que se funde con la ría, el monte Pagadín al fondo y la costa dibujada como si fuera de cuento, me hacen sentirme como en casa. Aquí me siento completamente cerca de ti Mamá, de Papá, de ti Edu, de la Tita y Panga...Puedo revivir cada recuerdo de mi infancia donde fui feliz.


 




Me doy un gran paseo hasta subir a lo alto de la ermita de Nuestra Sra. de la Guía desde donde contemplo el atardecer. Recorro las calles del pueblo, ha cambiado mucho pero su esencia sigue impregnada. Ribadesella es parte de mí, lo llevo en mi corazón.

Ya en mi última mañana, me voy hacia Covadonga, mi último destino donde quiero encontrarme con la Virgen. Llego justo a tiempo para escuchar misa en la abadía, está abarrotada, increíble. Luego me voy hacia la gruta para encender una vela por todos nosotros y por nuestras intenciones. Ya llego a la Santina sentándome bien cerca de ella, para mirarte y hablar contigo, una maravilla sentir que estás aquí Mami, que estáis presentes cada una de las personas que quiero, valoro y aprecio. Doy gracias por este momento.


 

Me siento muy agradecida por haber podido vivir cada encuentro. Soy afortunada de las comidas tan ricas y caseras que he podido disfrutar en estos seis días, en Casa Poli, en La Bolera, en el Bodegón,...En cada viaje suelo siempre hacer una comida más fuerte y el resto ya más suave. Me ha encantado cada paseo, cada persona que me he encontrado para charlar o para ayudarme, siempre hay buena gente en el mundo, y encima me ha acompañado el buen tiempo. 


Doy gracias a Dios por estar aprendiendo a disfrutar de cada viaje aunque vaya sola, aunque se me olvida, sé que no estoy sola del todo, llevo a Dios siempre conmigo,  a Ti Mamá y a todos los que estáis ahí arriba acompañándome. Gracias, gracias, gracias por poder seguir descubriéndoos en estos días! Y gracias a tod@s los que me acompañáis aquí en la tierra cada día de la vida, os quiero.


Isabela LH








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